Economía Griega

Las bases de la economía de la antigua Grecia, desde la época de los primitivos pobladores hasta comienzos del periodo arcaico, fueron la agricultura y la ganadería complementadas por la pesca.
 La difusión de ciertas técnicas agrícolas, como la rotación de cultivos, el barbecho y la utilización de abonos de origen animal, permitieron lograr unos excedentes agrícolas, con los que establecer relaciones comerciales.

El artesanado estuvo inicialmente limitado a cubrir las necesidades de las polis autosuficientes, pero ya entonces tenía cierto carácter comercial puesto que estaba en manos de extranjeros que, al no poseer tierras, se especializaron en la producción de objetos para la venta. Cuando la actividad comercial fue importante, el aumento de la producción fue inmediato.

Entre los productos fabricados, deben destacarse tres grupos: las cerámicas, los textiles y las armas. La fabricación de cerámica se vio favorecida por el comercio, puesto que todas las exportaciones de aceite, vino y cereal necesitaron de los recipientes adecuados para su transporte. Fueron famosas en todo el Mediterráneo las cerámicas de Corinto y Atenas, en donde hubo auténticas factorías de estos productos.

La producción textil estuvo en manos de las mujeres y destacaron las labores de lana y lino. En época de Alejandro, también las de algodón, gracias a la importación de esa materia prima desde la India. La fabricación de armamento se vio favorecida por las constantes guerras mantenidas contra los persas o entre las distintas ciudades griegas. Esta artesanía supuso un desarrollo de la metalurgia (para la que se importaban metales desde puntos tan alejados como la península ibérica) y de los trabajos en cuero.

Las técnicas de guerra cambiaron en la época arcaica al imponerse un tipo de infantería ligera, los hoplitas, que dio cabida en el ejército a gran número de individuos que hasta entonces no habían podido procurarse el armamento propio de un guerrero, posibilidad que sólo habían tenido los miembros de las familias poderosas. La aparición de este nuevo tipo de soldado supuso un aumento en la demanda de armas, tanto ofensivas (metal) como defensivas (cuero).